Los deshollinadores y la importancia de mantener limpios nuestros conductos de ventilación

Aunque pueda parecer una profesión del pasado y obsoleta, en la actualidad los deshollinadores son un gremio bastante demandado para llevar a cabo muchas labores de mantenimiento de nuestras casas. Comúnmente, estos profesionales se dedican al cuidado y a la limpieza de las chimeneas y otros conductos para, entre otras cosas, evitar que la suciedad acumulada del hollín aumente la probabilidad de sufrir peligrosas consecuencias en la estructura de los mismos.

Si nos paramos un momento a reflexionar sobre la importancia de esta tarea, podremos comprender que estos profesionales no están ni mucho menos anticuados. Sin ir más lejos, una mala conservación de estos conductos ya sea chimeneas, estufas, calderas o campanas extractoras de cocina, pueden conllevar un riesgo elevado de intoxicación por acumulación de gases, una eficiencia reducida de las vías de evacuación y un mayor riesgo de provocar incendios en casa.

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Por otro lado, si nuestro plan de fin de semana consiste en quitar toda la suciedad que se nos ha acumulado durante el invierno en la chimenea, es muy posible que no nos quede más remedio que ponernos en contacto con un deshollinador. La complejidad técnica de estos trabajos y la peligrosidad que podría conllevar un accidente mientras se trabaja bajo esas condiciones, hacen imprescindible la llamada a alguien que tenga un mínimo de experiencia. Estos trabajos no solamente se llevan a cabo en casas particulares; también son muy importantes en bloques de viviendas donde la salida de humos converge en los tejados. De hecho, no solo las cocinas y las chimeneas son las encargadas de evacuar humos y gases. Los baños, a la hora de calentar el agua, también son partes de nuestras casas que generan este tipo de deshechos.

Funciones básicas de los deshollinadores

Por norma general, los deshollinadores se dedican a dos funciones fundamentales. Por un lado, realizan un cepillado rotativo dentro de las vías de evacuación de deshechos. Por otro, llevan a cabo un mantenimiento y limpieza de la zona donde se produce la quema del material que posteriormente saldrá en forma de gases. Estas dos labores son las únicas que garantizan que la limpieza haya sido efectiva y las que avalan de mejor manera que desaparezca considerablemente el riesgo de tener accidentes en casa. En España de hecho, existe una asociación de deshollinadores sin ánimo de lucro que pone a disposición de los usuarios consejos que secundan las acciones de estos profesionales. No obstante, los deshollinadores también se encargan de hacer una inspección de la estructura de la chimenea para asegurarse de que, por ejemplo, no existen grietas o elementos que puedan obstruirla. Gracias a las mejoras tecnológicas, los deshollinadores suelen trabajar desde la base de la chimenea empleando medidores de calidad de humo, cámaras o cepillos rotatorios.

Reglamento de instalaciones térmicas en los edificios de España

Actualmente en nuestro país existe el Real decreto 1027/2007 del 20 de julio encargado de regular todo lo referente a las instalaciones térmicas en las casas particulares y en los bloques de viviendas. En él se establece que al menos una vez al año, se debe llevar a cabo una revisión por parte un deshollinador profesional de los conductos de salida de humos si nuestras instalaciones térmicas en casa no alcanzan los 70KW de potencia. De superar esta cifra, se tendrán que llevar a cabo, como mínimo, dos revisiones anuales de las mismas características. Cuando nos referimos a estas instalaciones térmicas estamos aludiendo a todos aquellos elementos que, utilizan y modifican la energía generada por ellos mismos para, por ejemplo, aumentar o disminuir la temperatura de nuestro hogar. Por ello es importante pensar que los deshollinadores son necesarios en cada una de las viviendas independientemente del tipo de casa a la que nos estemos refiriendo.

La razón de ser de esta normativa está bien clara y tiene una justificación bastante lógica. Con ella se pretende proteger no solo a los ocupantes del interior de las viviendas sino también a los vecinos que cohabitan el edificio o la propia estructura de edificios de una población entera. Por ello es obligatorio llevar a cabo en cualquier edificio de construcción nueva una instalación térmica que cumpla con dicha legislación y que sea individualizada a cada una de las viviendas que conformen el bloque entero.

Los peligros de un mal mantenimiento de los conductos de ventilación

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Como bien se apuntaba anteriormente, un mal mantenimiento de las vías de escape de los conductos de ventilación de la casa puede traer consecuencias bastante peligrosas. Por lo tanto, es muy recomendable cerciorarse de que hemos tomado las precauciones necesarias para llevar a cabo la tarea. Actualmente existen productos deshollinadores químicos que, según sus fabricantes, pueden realizar el complejo trabajo de limpieza sin necesidad de acudir a un profesional. De hecho, si hacemos una búsqueda rápida en la red podemos observar como, efectivamente, además de empresas que ofrecen servicios de profesionales, hay una gran variedad de productos que podemos adquirir para deshollinar por nuestra cuenta. A pesar de que en esta búsqueda también podemos encontrar herramientas útiles para ayudarnos a mantener limpios estos elementos, los químicos tienen un potencial de peligrosidad considerable pudiendo producir, en el peor de los casos, incendios. 

Además, existen varias consideraciones que tienen que ver con el uso que le damos a nuestra chimenea para, entre otras cosas, prevenir que esta se ensucie más de la cuenta y que no produzca demasiados gases nocivos. Aunque sea tentador, se debería evitar a toda costa echar al fuego todo aquello que no sea imprescindible para mantener nuestra casa caliente, como pequeños restos de basura o leña que este demasiado húmeda. La combustión de estos materiales hace que sea más complicada la labor del deshollinador acumulando en la estructura de la chimenea una gran cantidad de creosota. Este compuesto químico es tóxico y es uno de los principales encargados de provocar incendios y de que no estemos teniendo una eficiencia energética adecuada. Además, puede provocar diversas irritaciones en la piel o en las mucosas.